La esencia de nuestra personalidad es lo que se proyecta en los espacios que habitamos y en la manera en cómo lo hacemos, convirtiéndolos en una extensión de lo que somos. A ser conscientes, del poder transformador que poseemos sobre nuestra expresión material, a todo atractivo que posee una cosa o ambiente que se resalta en el entorno y al saber vivir bien, se le puede entender como el lujo y el encanto. La palabra que mejor define esta característica es «glamour» o simplemente -Glam-.
En el diseño de interiores, cada elemento en el estilo Glam narra una parte importante dentro de un relato más amplio, por lo que uno de los rasgos fundamentales en este atemporal estilo, es la proporcionada y sofisticada dosificación de elementos y artefactos equilibrados entre lo ligero y lo denso.
El Glam es elegante por su misma esencia, incorporando el refinamiento de lo clásico, por lo que las superficies y texturas que integra suelen reflejar una personalidad estructurada desde la fuerza y la solidez. En este estilo, el lujo expresa la disposición dejando que los sentidos concentren su atención en elementos que han sido producidos bellamente en la industria, dando así lugar a protagónicos brillos en cristales, en superficies metálicas y en general en lo reflectante.